24 besos by Caroline March

24 besos by Caroline March

autor:Caroline March [March, Caroline]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2018-05-01T04:00:00+00:00


* * *

Amanecía cuando abrí los ojos de nuevo. Estaba sola en la cama, pero pude oír el rumor de dos voces masculinas en el salón. Sonreí de forma inconsciente, con aquella felicidad que consideras inmutable al tiempo. Me levanté y me puse una camiseta con intención de salir. Sin embargo, me detuve junto a la puerta cerrada al oír mi nombre.

—Joder, Rob, ¡ten cuidado! Álex está dormida y no quiero que se despierte —siseó Matthew.

—Tío, te has perdido una noche de la hostia —aseveró mi hermano, ignorándolo y tropezándose con algo que supuse que era el sofá.

—No me he perdido nada, te lo puedo asegurar. —En la voz de Matthew percibí el asomo de una sonrisa, y no pude por menos que morderme el labio triunfante.

Mi hermano maldijo de nuevo y oí caer algo de cristal que se rompió al llegar al suelo.

—Déjame llevarte a la habitación —pidió Matthew algo crispado.

Los oí forcejear y, de repente, la voz alta y clara de mi hermano, como si hubiera olvidado algo de suma importancia.

—¿Lo has conseguido?

Silencio. Un silencio que contenía la respuesta.

—Congratulations, my friend! Nunca pensé que lo lograrías. ¿Cuánto apostamos? ¿Sesenta euros? —siguió diciendo como si celebrara la Champions League.

Mi rostro se nubló ante esa demostración de alegría.

—Tómalos y así puedes llevar a cenar a mi hermana a algún sitio elegante —continuó Roberto pese al silencio de su amigo.

—Está bien, los cojo solo por eso. Y procura no hacer más ruido, no quiero que se despierte, he preparado una sorpresa…

Dejé de escucharlos. Y creo que en ese instante dejé de creer en el mundo tal y como lo conocía. Todo se desmoronó a mi alrededor. Cada palabra había sido una dentellada de realidad. Esperé hasta que oí la puerta cerrarse y salí tropezándome yo también con el sofá para alcanzar la habitación de mi hermano. Cuando entré lo vi vestido y tumbado boca abajo en la cama. Lo zarandeé sin compasión hasta que conseguí que entreabriera un ojo y me enfocara.

—¿Una apuesta? ¿Qué apuesta? —exigí saber.

—Álex, ¿no estabas dormida?

—¡No! ¡Contesta, maldita sea!

—Una apuesta, sí —dijo él frotándose la cara torpemente con una mano.

—¿Apostaste con Matthew que…? —No pude continuar. El dolor que me estrangulaba la garganta lo hizo imposible.

—Pensé que no lo conseguiría —declaró mi hermano cerrando los ojos de nuevo—. Tuve que convencerlo durante semanas. No se atrevía, pensaba que iba a ser rechazado, pero por lo visto ha entrado por la puerta grande con honores…, ¡qué cabrón! —Y una sonrisa algo bobalicona le adornó el rostro antes de caer en un coma profundo.

Le abrí un ojo con dos dedos y él me asestó un manotazo.

—La apuesta —repetí con voz trémula—, ¿era yo?

Se volvió para darme la espalda y yo corrí hasta el otro lado de la cama.

—No te cabrees…, ¿eh?… Si has salido ganando.

Me quedé sin sangre en las venas.

—Total, dice que comparte el premio contigo…

Comenzó a roncar de una forma estrepitosa y me aparté de su lado apretando los puños hasta que me clavé las uñas en ellos.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.